Felicidades por estas
bodas de Oro, cincuenta años haciendo el bien, de la forma más humilde pero
siendo testimonio fidedigno para cuantos a vuestra sombra quieran salvarse.
Empiezo con unas palabras de vuestra Santa fundadora,
"Nuestro país es la cruz, en la cruz
voluntariamente nos hemos establecido y fuera de la cruz somos
forasteras".
Así se explica vuestra
entrega y forma de vida, en ese país de la Cruz vuestra y de la ajena,
ayudándonos a tantos hermanos caídos a los que nos hunde el peso de la nuestra,
a levantarla y soportarla.
Cuantas obras de amor,
de entrega callada, cuantos enfermos velados, cuanto en cincuenta años, cuantas
almas salvadas por vuestro ejemplo de amor sin condiciones. La Iglesia, ni el pueblo
de La Palma no podían pasar de puntillas ante esta magna celebración, y por
ello la Junta de Gobierno, garante de las obligaciones de esta Fervorosa
Hermandad de Ntra. Sra. del Valle, quiere haceros este regalo, que perdurara en
el tiempo recordando a cuantas de vosotras que habéis y sois participes con
vuestras vidas de las nuestras. Un regalo además con el que se pudieras homenajear
a la otra parte importante de estas bodas de oro, el mecenas de esta obra, el
soñador y conseguidor de este plan de amor y salvación para el más grande de
sus amores La Palma del Condado.
¿Y porque nosotros, la
Hermandad que represento estamos unidos a vosotras en esta figura, quizás de la
mas grande de esta ciudad en la reciente historia del siglo XX?, pues miren cuando
en los tristes albores de aquel 18 de Julio de 1.936, esta ciudad amanecía
huérfana. Todas sus devociones habían sucumbido en la hoguera, aquel odio
exacerbado que llevo a la incultura a pensar que el fuego se llevaría por
delante el amor y la devoción de La Palma a Cristo y María, se habían equivocado,
se llevaría por delante el patrimonio acumulado durante siglos, la rica
imaginería, pero el amor y la fe, que cada uno tenían no ardieron. Por ello la
diligencia de esta persona buena, bondadosa, entregada a la causa de su pueblo,
y quizás más a la causa de la Iglesia, hicieron que muy pronto La Palma del
Condado recuperase a su Madre.
D. Ignacio de Cepeda y
Soldán, Vizconde de La Palma del Condado, nombrado por S. M. el Rey D. Alfonso
XIII, el 21 de Junio de 1929, se hizo cargo solícitamente de la nueva hechura
de la Imagen de la Patrona, Ntra. Sra. del Valle. Haciendo así un nuevo regalo
a este su pueblo, en poco más de 3 meses la Patrona de La Palma volvía a
presidir la vida de la ciudad. Fue su
bondad y su exquisito gusto el que lograra que hoy conservemos un tesoro en la
Capilla Mayor de la Iglesia del Valle.
Seguidamente se encargo
de la reconstrucción del Templo parroquial, que gracias a la aportación de
muchos palmerinos, pero siempre a la principal de D. Ignacio y muy especial a
su conocimiento de arte y buen gusto, el 8 de noviembre de 1.940, se abrió de
nuevo al culto.
Tuvieron que pasar
muchos años, ya en las postrimerías de su vida, y buscando así dejar una
continuidad de su gran labor social desplegada. Había que dejar un gran
testimonio, y así comenzó su ultimo y gran proyecto, cuantas personas habrán
sido asistidas, ayudadas, aconsejadas, salvadas por estas hermanas, hijas de
Santa Ángela de la Cruz, cuantas. Siempre en la Humildad, conociendo todas las
necesidades, y dificultades. Este fue el gran empeño del Vizconde, el ultimo
gran legado a su pueblo, el Convento de las Hermanas de la Cruz.
La Hermandad de Ntra.
Sra. del Valle, su Junta de Gobierno, quiere con este gesto realizar un doble
agradecimiento, hacia la labor de las Hermanas, cada vez que acuden a cada uno
de nuestros hermanos, por ser vida de gracia, de construcción, de alegría en el
seno de nuestra comunidad parroquial. Podemos pensar que hoy La Palma no sería
la misma sin ellas. Hasta el punto que hemos sido peldaño puesto por la
Providencia para que su Madre General sea beata, aquí había de ser el
milagro.
El segundo
agradecimiento seria a la persona de su promotor, D. Ignacio de Cepeda y
Soldán, por ser una persona fundamental en la forja de esta ciudad, y por estirar su bondad hasta dejar
aquí a las Hermanas de la Cruz, y por su misma bondad hacer que la nueva imagen
de la Virgen del Valle, en unos días cumpla 76 años de la vuelta a su pueblo.
Gracias a ustedes,
Hermanas, a vuestra Santa Madre fundadora, a su Beata continuadora, a vuestro
ejemplo de vida, de entrega, de dar sin esperar a recibir. Recibid este regalo
de la Hermandad de la Patrona, que lo hacemos desde el fondo de nuestro
corazón, y en representación de todos los devotos de Santa María del Valle.
Gracias a vuestro
promotor en La Palma, por dejar esta bendita herencia a su pueblo. Y también a
su familia aquí muy bien representada, por estar siempre dispuestos a cuantas
necesidades tiene la devoción de la Virgen del Valle y la Iglesia de La Palma.
Quiero terminar
agradeciendo la disponibilidad del artista local D. Martin Lagares, dando todo
tipo de facilidades para poder realizar hoy este ofrecimiento, y no solo
agradecer sino darle la enhorabuena por esta majestuosa obra, por lo bien qua
ha sabido plasmar el semblante de D. Ignacio, y la figura de la Virgen del
Valle, muchas gracias. Igualmente gracias al Ayto. de La Palma por participar
donando la piedra de revestimiento, y su grabado.
Santa María del Valle,
Ruega por nosotros.
Ruego me acompañe su
reverencia la madre superiora para descubrir el Busto.