"...25 de octubre de 1936, la ciudad de La
Palma vibró de entusiasmo, de fe, de emoción. Era que volvía su Patrona, la
Santísima Virgen del Valle. Y volvía, aunque el fuego destruyera su preciosa
Imagen en aquella madrugada de aquelarre. Volvía porque el corazón y la
generosidad del palmerino insigne, del benefactor constante que lleva La Palma
en su título de Vizconde, Don Ignacio de Cepeda, se unieron al arte y la
inspiración del escultor Sebastián Santos que ha reproducido la Imagen con tal
fidelidad que no parecía una nueva… sino que volvía la antigua.
Por eso La Palma, que tanto venera a la Virgen del
Valle, acogió su vuelta con tan delirante entusiasmo. ¡Qué recibimiento tan
hermoso! ¡Qué vítores tan entusiastas, qué aplausos tan prolongados y cuánto
fervor en todos cuando se hacía un alto para rezar una salve!
Jamás hemos visto a La Palma tan vistosa, tan
ricamente engalanada como ayer. Y era que volvía la Madre, y volvía
precisamente en un día el más señalado para Ella: el día de la Realeza
Universal de su Divino Hijo. Así La Palma celebra, a una, la vuelta de la Madre
y el día del Hijo.
Todas las calles lucían adornos extraordinarios,
bellísimos. Unas semejaban palios multicolores, otras con arcos y columnas de
maravillosas filigranas, muchas con ese estilo tan nuestro, tan alegre, tan
andaluz, del farolillo y la policromía; y todas con abundante derroche de luz
que en alarde extraordinario siluetaba fachadas, adornos y salientes de muchas
casas; y enseñas y banderas ocupando lugares preeminentes…
Describir el paso de la procesión por las calles es
imposible porque imposible es describir el entusiasmo de un pueblo que -henchido
de fe- vitorea, aplaude y aclama con frenesí a su Patrona venerada.
Allí se encendió el entusiasmo delirante de la
multitud que, desde las tres de la tarde hasta después de las once de la noche,
acompañó a la venerada Imagen en su triunfal recorrido por todas las calles de
la población.
Bien por La Palma, que recibimiento y tan hermoso
desagravio ha sabido hacer a su Madre y Patrona la Santísima Virgen del Valle.”
Crónica publicada en el Periódico “La Provincia” (31 de octubre de 1936).